Declaración de Barmen (1934)

La declaración  se produce como una respuesta de la Iglesia frente al auge del Nazismo en Alemania previo a la segunda Guerra Mundial.


Prólogo

Nosotros, los delegados de iglesias luteranas, reformadas y unidas, de sínodos libres, de  “jornadas de la iglesia” y de “círculos parroquiales”, reunidos para formar la asamblea sinodal confesante de la Iglesia Evangélica Alemana, declaramos que juntos nos afirmamos sobre la base de la Iglesia Evangélica Alemana como una federación de las iglesias confesantes alemanas. Lo que nos une es la profesión del único Señor de la Iglesia, la cual es una, santa, universal y apostólica. Declaramos públicamente delante de todas las iglesias evangélicas de Alemania que la  confesión en común de esta fe y, por consiguiente la unidad de la Iglesia Evangélica Alemana, están en gravísimo peligro. Siendo miembros de iglesias luteranas, reformadas y unidas, podemos y debemos hoy  hablar juntos en esta causa. Precisamente porque queremos ser y permanecer fieles a  nuestras diversas confesiones, no podemos callarnos, ya que creemos que en un  momento de calamidad e inseguridad común, nos ha sido puesta en la boca una palabra  en común. Encomendamos a Dios lo que esto significará para la relación entre las iglesias confesionales. Haciendo frente a los errores de los “Cristianos Alemanes” y del gobierno actual del  Reich que causan estragos en las iglesias y también despedazan la unidad de la Iglesia  Evangélica Alemana, profesamos las siguientes verdades evangélicas: 

I.”Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre” (Juan 14,6). “En verdad les digo, el que no entra por la puerta del corral de las ovejas, sino que se  mete por otro lado, es ladrón y bandido Yo soy la puerta; el que entre por mí, será  salvado” (Juan 10,1.9). ” Jesucristo, según el testimonio que de él tenemos en la Sagrada Escritura, es la única  palabra de Dios. A ella sola debemos escuchar, en ella sola debemos confiar y  obedecerla en la vida y en la muerte.  ” Rechazamos la falsa doctrina según la cual, además y junto a esta una y única palabra  de Dios, la iglesia podría y debería admitir como fuente de su proclamación otros acontecimientos y potencias, otras personalidades y otras verdades como si fueran  también revelación de Dios.

II. “Pero Dios mismo ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduría y que por medio  de Cristo seamos puestos en la debida relación con Dios, consagrados a él y salvados” (1º Corintios 1,30). ” Así como Jesucristo es la expresión del perdón de Dios de todos nuestros pecados, del  mismo modo es él la expresión del derecho de Dios sobre toda nuestra vida. Por medio  de él experimentamos una gozosa liberación de todas las ataduras ateas de este mundo  para un servicio libre y agradecido a todas sus criaturas. ” Rechazamos la falsa doctrina según la cual habría ámbitos en nuestra vida en los cuales no perteneceríamos a Jesucristo sino a otros soberanos, ámbitos éstos en los cuales no necesitaríamos la justificación por él realizada.

III. “Más bien, hablando la verdad en un espíritu de amor, debemos crecer en todo hacia  Cristo, que es la cabeza del cuerpo. Y por Cristo el cuerpo entero se ajusta y se une bien” (Efesios 4,15-­16). “La iglesia cristiana es la comunidad de hermanos en la cual Jesucristo actúa como su  Señor presente en la palabra y los sacramentos por medio del Espíritu Santo. Ella, como  Iglesia de pecadores reconciliados, debe dar testimonio en este mundo pecador, tanto  por medio de su fe como por medio de su obediencia, por su mensaje como por su  disciplina, de que sólo pertenece a él, que sólo vive y desea vivir de su consuelo y  orientación en la esperanza de su venida. ” Rechazamos la falsa doctrina según la cual la Iglesia podría dejar librada la expresión  concreta de su mensaje y de su estructura a su conveniencia o a la mutación de las convicciones ideológicas y políticas reinantes en tal o cual momento.

IV. “Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y  los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al  contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás” (Mateo  20,25­-26). “Los diferentes ministerios de la Iglesia no son causa del dominio de unos sobre otros, sino el desempeño del servicio que le ha sido encomendado y confiado a toda la  comunidad eclesial. ” Rechazamos la falsa doctrina según la cual, aparte de este servicio, la Iglesia tendría  poder y autoridad para darse o aceptar autoridades especiales dotadas de atributos o de  dominio.

V. “Reverencien a Dios, respeten al emperador” (1ª Pedro 2,17). ” La Escritura nos dice que, de acuerdo al mandato divino, el Estado tiene el deber de  preocuparse conforme al mejor saber y entender humano, y aun con amenaza y  aplicación de la fuerza, por el derecho y la paz en este mundo todavía no redimido, en el  que también se encuentra la Iglesia. La Iglesia reconoce con gratitud y respeto a Dios el  beneficio de estas instituciones suyas; rememora el reino de Dios, el mandamiento y la  justicia de Dios, y de este modo la responsabilidad de los gobernantes y de los gobernados. Confía y obedece la fuerza de la palabra por medio de la cual Dios sostiene  todas las cosas. ” Rechazamos la falsa doctrina según la cual el Estado, por encima de su competencia  específica, podría llegar a ser el orden único y total para la vida humana y por lo tanto  pretender cumplir la misión de la iglesia.” Rechazamos la falsa doctrina según la cual la Iglesia, por encima de su mandato  especial, pudiera y debiera apropiarse de la modalidad de las tareas específicas y la  dignidad del Estado y convertirse así ella misma en un órgano estatal.

VI. “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28,20). “Pero el mensaje de Dios no está encadenado” (2ª Timoteo 2,9). “La misión de la Iglesia, en la cual se funda su libertad, consiste en proclamar, en lugar  de Cristo, o sea, al servicio de su propia palabra y obra, el mensaje de la libre  misericordia de Dios a todos los pueblos por medio de la predicación y los sacramentos.” Rechazamos la falsa doctrina según la cual la Iglesia, dejándose llevar por autosuficiencia humana, podría poner la palabra y obra de Jesucristo al servicio de  deseos, objetivos y planes arbitrariamente elegidos.

Epílogo

La asamblea sinodal confesante de la Iglesia Evangélica Alemana, declara que ve en el  reconocimiento de estas verdades y en el rechazo de aquellas falsas doctrinas, la  ineludible base teológica de la Iglesia Evangélica Alemana, como unión de las iglesias confesantes. El a l ama a todas las iglesias que puedan adherirse a su declaración a tener  en cuenta en sus decisiones político-­eclesiásticas estas razones teológicas. Ruega a  todos los que son afectados, que regresen a la unidad de la fe, del amor y la esperanza.

Barmen, 29 al 31 de mayo de 1934



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